Como la actividad de la mañana nos dejó un mal sabor de boca y este vértice lo teníamos visto tiempo atrás como activable, decidimos irnos por la tarde al mismo, a ver si, esta vez, sí teníamos condiciones y podíamos realizar un buen número de QSO. La verdad es que sí, aunque no llegamos a nuestra cifra mágica (300) nos quedamos bastante cerca.

Creíamos que, al ser la distancia menor que la de la mañana (2 km) iba a resultar más sencillo, pero nada más lejos de la realidad. Fue bastante más duro, tanto en la subida, como en la bajada. Si en el de la mañana teníamos algún tramo con piedra suelta, en este, lo raro es que no la hubiera. Y aunque la altura total era menor, se nos hizo mucho más costoso el llegar. Había un tramo en el que, casi casi, tenías que escalar, pues la senda se perdía a través de una pequeña pared de roca. Tal como nos pasó en el de la mañana, a este vértice se puede llegar por un camino accesible a un todo terreno, pero nosotros optamos por la vía complicada… ¡¡¡es que nos va la marcha!!! Eso sí, si tuviéramos que volver, iríamos por el otro lado, ja, ja, ja…

Desde la residencia de Luis se ve la senda… y solo verla, ya asusta, pero bueno… aún así, la hicimos, y coronamos la cumbre y activamos, y eso, es lo que al final nos llena. Si además, como en esta ocasión, la propagación acompaña, ¡¡¡miel sobre hojuelas!!!

En este caso la anécdota está en que nos alargamos demasiado, y al bajar, se nos vino la noche encima llegando en penumbra al coche, pero nada, se llegó bien, y pudimos volver a casa sobre las 21:30 horas.

Tiempo de subida, 1 hora y 30 minutos. De bajada, 1 hora y 10 minutos. Y esto, siendo solo 2 km. En fin… estamos en baja forma, está claro.

Gracias a todos por contactarnos y esperamos muy pronto estar de nuevo activos.